Las redes vecinales distribuyen alimentos a más de 50.000 personas en toda la región
Que nadie se quede sin un plato de 
comida en la mesa. Con esta máxima, en estos momentos las asociaciones y
 redes vecinales de apoyo mutuo y solidaridad suministran alimentos a 
casi 15.000 familias y más de 50.000 personas en la Comunidad de Madrid,
 lo que da fe de las dimensiones de esta extraordinaria ola de 
solidaridad contra la crisis de la Covid-19. De esas, más de 13.000 
familias y 45.000 personas residen en la capital, lo que supone más del 
doble de las que recibían ayuda alimentaria en el mes de abril.
Lo hacen con sus propios medios, gracias, esencialmente, a 
las donaciones directas de sus vecinos y vecinas y de los comercios de 
sus barrios y pueblos. Con alegría y responsabilidad, pero también con 
pesar, muy conscientes de que están desempeñando un papel que no les 
corresponde, un rol que cuanto antes deberían cubrir las 
administraciones.
Según datos recopilados por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) procedentes de 76 redes vecinales de la Comunidad de Madrid (63 de la capital),
 desde que comenzó el Estado de Alarma hasta el pasado 31 de mayo, estas
 habían suministrado alimentos y otros productos de primera necesidad 
(limpieza e higiene) a 14.728 familias y 51.529 personas diferentes,
 cifras que hoy se han quedado pequeñas pues en estas dos semanas de 
junio la demanda no ha cesado de crecer. De esas 14.728 familias, 13.222 residen en la capital, lo que implica un volumen de 45.808 personas. Estas cifras representan más del doble que las reportadas por las redes vecinales un mes antes, el 30 de abril. Entonces eran 5.828 familias y 20.256 personas las que habían recibido alimentos de estos espacios de solidaridad barrial.
En ambos casos, hablamos de datos acumulados de hogares y personas 
diferentes, que aportan una imagen precisa del volumen de población 
atendida en estos momentos por los colectivos vecinales, pues, salvo 
pequeñas excepciones, las familias que recibieron ayuda alimentaria de 
las redes en el mes de abril, la percibieron en mayo y continúan recibiéndola a día de hoy. Hay que aclarar que esta estadística no incluye el número de familias y personas atendidas por las dos despensas solidarias de Villa de Vallecas, pues estas solo contabilizan el volumen de lotes entregados, que a 31 de mayo ascendía a 1.883 cestas de comida.
No solo han crecido los hogares que solicitan y perciben ayuda 
alimentaria, también lo ha hecho el número de redes y asociaciones 
vecinales que hoy proporcionan ayuda alimentaria a través de una 
despensa o banco propio. Mientras en abril la capital contaba con 37 
despensas de barrio autogestionadas por sus propios vecinos y vecinas, 
en estos momentos llegan a 62. Todos los distritos cuentan al menos con 
uno de estos lugares en los que, a través de una marea de más de 6.000 
personas voluntarias, las redes recogen donaciones de productos básicos,
 los organizan y distribuyen entre familias en situación de 
vulnerabilidad.
Si a las 62 de Madrid sumamos las despensas o bancos de alimentos 
vecinales del resto de municipios de la Comunidad de Madrid, tenemos un 
total de 81 de estos espacios, que operan no solo en 
grandes ciudades como Leganés, Getafe, Alcorcón, Fuenlabrada o 
Alcobendas, sino en municipios más pequeños de puntos muy diferentes de 
la región como Collado Villalba, Bustarviejo, Fresnedillas de la Oliva, 
Pinto, Navalcarnero o El Álamo.
En la tabla que aparece al final puedes ver el volumen de familias a 
las que ha ayudado con alimentos cada red o asociación vecinal a 31 de 
mayo. El documento no incluye la totalidad de redes y despensas 
existentes, solo las que en esa fecha realizaban reparto de alimentos. 
Entre la última semana de mayo y las dos primeras semanas de junio se 
pusieron en marcha siete nuevas despensas que, 
obviamente, no aparecen en esa relación: se trata las despensas de 
Aravaca (Moncloa-Aravaca), San Juan Bautista (Ciudad Lineal), San 
Fernando Ayudando, Despensa Solidaria de San Fernando (ambas en San 
Fernando de Henares), Ciudadanía Solidaria de Villaviciosa de Odón, 
Banco de Alimentos de Navalcarnero y la Iniciativa Solidaria Alameña (El
 Álamo).
Latina, San Blas y Puente de Vallecas, los distritos con un volumen mayor de familias
En la capital, Latina, con 3.831 familias atendidas, San Blas (1.398)
 Puente de Vallecas (1.327), Centro (1.132) y Carabanchel (820) 
representan los cinco distritos en los que el volumen de hogares y 
personas que reciben ayuda de las redes vecinales es mayor. Latina ha 
sido conocido más allá de nuestras fronteras por las llamadas “colas del
 hambre” de la Asociación Vecinal de Aluche y en su seno operan otros dos espacios que desde hace tiempo desarrollan una gigantesca labor de solidaridad: Alma Latina y la Red de Solidaridad Popular de Latina-Carabanchel. Este último atiende también a población del distrito vecino.
Latina es, tras Carabanchel, el distrito más poblado de la capital, y
 también el que más ayuda municipal en emergencia de alimentos recibe: 
770.317 euros según datos del Ayuntamiento de Madrid del mes de mayo. A 
mediados de ese mes, el Consistorio hizo público el volumen de familias,
 por distritos, que percibía productos alimenticios de los servicios 
municipales. Los tres primeros eran entonces Latina (10.876), Puente de 
Vallecas (9.944) y Villaverde (6.689).
La intensa actividad y número de personas atendidas de las redes 
vecinales durante abril y mayo en la ciudad muestra el carácter absolutamente insuficiente de las ayudas procedentes del Ayuntamiento de Madrid.
 No en vano, los contratos difundidos por las juntas municipales para 
alimentación y productos básicos sumaban en mayo un total de 3.185.018 
euros para una población total de 3,2 millones de habitantes.
Ante esta limitada cobertura, y unos Servicios Sociales saturados,
 que en la capital aún no han visto reforzadas sus plantillas (un hecho 
que el teoría se producirá en los próximas días), miles de familias, 
muchas de ellas en situación de pobreza sobrevenida, se han visto 
obligadas a pedir ayuda en las redes y asociaciones vecinales de sus 
barrios. En ellas han encontrado una respuesta no solo cercana sino 
también rápida y directa, a diferencia de una administración que en 
general ha reaccionado de manera lenta y poco eficaz.
En la actualidad, estas redes de solidaridad atienden en primer lugar
 a familias y personas que, por diferentes motivos, se encuentran fuera de la red de ayuda alimentaria de los Servicios Sociales
 (RMI, personas sin documentación en regla, refugiadas) o se hallan a la
 espera de ingresar en su sistema. Estas suponen el grueso principal. 
Pero también, en una proporción mucho menor, las redes apoyan a vecinos y
 vecinas que reciben ayuda de sus ayuntamientos pero esta resulta 
insuficiente. Los colectivos barriales de la capital denuncian que 
muchas familias solo reciben una comida al día de 
Servicios Sociales, y que por ese motivo se ven obligadas a 
suministrarlas alimentos con el fin de cubrir el desayuno y la cena. Hay
 que tener en cuenta que un porcentaje importante de estos hogares 
tienen menores.
La abrumadora mayoría de alimentos y productos de higiene personal y 
limpieza que cada semana reparten las redes vecinales proceden de donaciones de vecinos y vecinas particulares y de comercios de sus barrios y pueblos,
 lugares que desde el inicio del Estado de Alarma viven una marea de 
solidaridad ciudadana sin precedentes. Estas donaciones llegan sobre 
todo en especie, aunque no son pocas las redes que han habilitado 
cuentas corrientes para recoger dinero en metálico, a veces con 
ingeniosas campañas como el “Dona tus fiestas” de Aluche, en la que se 
invita a la vecindad a depositar en una cuenta el dinero que 
habitualmente gasta en las fiestas del barrio, suspendidas por la 
epidemia de la Covid-19. En otros lugares como Puente de Vallecas o 
Moratalaz las redes han creado bonos de apoyo que se pueden adquirir y 
canjear en una serie de establecimientos colaboradores, una forma de 
ayudar a las familias más necesitadas a la vez que se impulsa el 
castigado comercio local.
De las 76 redes mapeadas por la FRAVM, poco más de la cuarta parte, el 27%, recibe habitualmente alimentos que proceden de fuentes públicas municipales,
 como los Servicios Sociales o las juntas de distrito, aunque esto 
supone solo una parte pequeña de los productos que distribuyen. Cuando 
se da este hecho, lo habitual es que la red, como sucede con Orcasur, 
Bellas Vistas, Alma Latina o Villaverde Bajo, colabore con sus juntas en
 el reparto diario de comida preparada, una tarea a la que han de sumar 
la distribución de cestas de alimentos conseguidos por medios propios. 
En este punto hay que reseñar la labor realizada en estos dos meses por 
la Fundación World Central Kitchen,
 del chef José Andrés, que desde las cocinas de la Escuela de Hostelería
 de Santa Eugenia elabora a diario varios miles de menús, un porcentaje 
de los cuales es repartido en sus barrios por las redes vecinales de la 
capital.
Aunque el Ayuntamiento de Madrid insista una y otra vez en demandar 
la colaboración de las asociaciones y redes vecinales en la ayuda 
alimentaria, la realidad es que casi todas ellas han estado en contacto 
permanente con los Servicios Sociales de sus juntas de distrito desde 
que comenzó el Estado de Alarma, y ha sido y es práctica permanente 
derivar a las familias que les demandan ayuda alimentaria a sus 
trabajadores y trabajadoras sociales. Aunque carecemos de estos datos, 
estamos seguros de que la mayoría de estas familias, de hecho, han 
solicitado atención municipal en el 010.
Conscientes de que la función de atender la emergencia alimentaria 
debería ser asumida por las administraciones públicas, la intención de 
las redes vecinales de apoyo mutuo y solidaridad es clausurar cuanto 
antes sus despensas y bancos de alimentos, y por ello no han cesado de 
reclamar a aquellas que activen más y mejores recursos para absorber la 
demanda actual.
Reunión con el alcalde de Madrid
Por ello, la FRAVM sigue reclamando un incremento exponencial del 
presupuesto de Servicios Sociales y en general de las partidas 
destinadas a afrontar esa emergencia y, en el plano organizativo y de 
colaboración ciudadana, una coordinación eficaz impulsada desde las 
corporaciones municipales. En este marco, en una carta que envió el 
pasado viernes, la federación vecinal ha solicitado una reunión urgente 
con el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida,
 en la que poder trasladar sus propuestas y recordar compromisos de su 
propio ayuntamiento como la constitución de mesas sociales para 
coordinar y optimizar, con todos los agentes implicados, la ayuda social
 y alimentaria a familias en situación vulnerable. “Las asociaciones 
vecinales reiteradamente han llamado a los/as concejales/as de sus 
distritos y a los Servicios Sociales. En múltiples casos ni siquiera han
 logrado establecer el contacto o la respuesta ha sido desalentadora. En
 otros casos ha habido relación e incluso una cierta coordinación. La 
FRAVM mantuvo varias conversaciones con el delegado José Aniorte
 para tratar estos asuntos. En abril este se comprometió a crear una 
Mesa Social de la Ciudad y mesas sociales en los distritos. En estos 
espacios se iba a coordinar el esfuerzo del Ayuntamiento y de las redes 
bajo el liderazgo de los/as concejales/as de los distritos. Estamos en 
junio, no se ha convocado ninguna mesa, salvo en Hortaleza, por 
iniciativa del concejal-presidente”, indica la federación en la misiva 
remitida al regidor.
En algunos distritos, la coordinación no solo no ha mejorado sino 
todo lo contrario, sus máximos representantes o bien ignoran las 
demandas que han trasladado sus redes y asociaciones vecinales (como ha 
sucedido en Carabanchel, Latina o Ciudad Lineal) o, lo que es peor, dificultan su actividad solidaria. Es el caso del concejal de Fuencarral-El Pardo, Francisco Javier Ramírez, que tras denegar el permiso para que la AV de Montecarmelo realizara una recogida de alimentos ante un supermercado, el pasado viernes remitió una carta a la Asociación Vecinal de Las Tablas
 para que desaloje el llamado Palomar, su actual sede social y espacio 
que alberga una de las despensas solidarias del distrito. El concejal de
 Centro, por su parte, se ha negado a ceder (o a buscar) un espacio de 
titularidad pública para que la plataforma La CuBa (Lavapiés Cuida del 
Barrio), que reparte alimentos a 3.200 personas, pudiera seguir con una 
actividad que hasta hace unos días realizaba en el Teatro del Barrio. 
Finalmente, un vecino ha cedido a la red de ese barrio su local y la 
CuBa continúa su extraordinaria labor social.
Este problema de espacios públicos también se da en otros municipios 
de la región, como es el caso de El Álamo, donde la red busca desde hace
 días un local para su despensa solidaria. En Tres Cantos, por otro 
lado, el Ayuntamiento se ha negado a que la asociación vecinal participe
 en el Pacto por el Impulso del municipio.
Desde que se inició el confinamiento, la FRAVM se ofreció a colaborar con los ayuntamientos y la Comunidad de Madrid
 para hacer frente a la emergencia social y alimentaria derivada de la 
crisis de la Covid-19, una actitud que sigue manteniendo y que en estos 
momentos pone de manifiesto en cada reunión de los pactos por la 
reactivación de Madrid capital. El pasado viernes el presidente de la 
FRAVM, Quique Villalobos, participó en la reunión del grupo de Medio 
Ambiente y ayer su responsable de Urbanismo y Vivienda, Vicente Pérez 
Quintana, hizo lo propio en la de Servicios Sociales. En esta última, 
Pérez Quintana defendió el importante papel que las redes vecinales de 
apoyo mutuo y solidaridad de los barrios han jugado y están jugando en 
la actual crisis. Los números de hogares a los que hoy apoyan lo dicen 
todo.
 
 
    
